No he querido dejar pasar esta gran oportunidad que me brinda elDiarioclm.es, para poder acercarte la realidad que hemos vivido los profesionales de estos recursos, en los difíciles momentos de confinamiento. Sin lugar a dudas, ha sido una experiencia que nos ha marcado a todos, en lo personal y lo profesional. Si tuviéramos que hacer balance, a pesar de todas las consecuencias negativas que se han producido, podemos decir que hemos sacado lo mejor de nosotros mismos, poniendo en valor, no solo nuestro conocimiento y buen hacer como profesionales, sino algo desde mi humilde opinión, más importante en los tiempos que corren, la calidad humana de un equipo entregado a los demás, con la obsesión en el objetivo de proteger y asegurar el bienestar de los más vulnerables.
Recuerdo cuando todo esto empezó, la mezcla de sentimientos y emociones que nos invadía. No había nada claro, no sabíamos aun que debíamos hacer, ni cómo actuar ante una situación que jamás podríamos haber imaginado vivir. Te levantas por la mañana y te encuentras con noticias que asustan, que te llenan de temores e inseguridades al conocer cada día los datos tan dramáticos que nos trasladaban los medios de comunicación. Cada vez más personas contagiadas de COVID-19, hospitales desbordados sin poder atender a toda la masificación de contagios que aumentaba cada día más y más... y, sobre todo, conocer que este virus estaba acabando con la vida de tantas personas por los daños tan fuertes que estaba provocando, fue lo más duro de asimilar, evidentemente. Y ahí nos encontrábamos nosotros, ante la incertidumbre de qué pasará, necesitando respuestas para saber qué hacer y con el miedo a que este virus pudiera alcanzar a cualquiera de nuestro entorno cotidiano. Eran momentos de tomar decisiones, de unirnos y buscar soluciones ante esta situación, siempre tratando de ofrecer lo mejor a las personas que apoyamos en nuestro día a día.
Esta sin duda, era una situación que jamás habríamos imaginado que ocurriera en nuestro contexto laboral. Siempre piensas que pueden surgir muchas problemáticas o diferentes situaciones a las que enfrentarse en tu día a día, pero jamás que fuéramos a lidiar con algo así. Lo fundamental en esos momentos era saber qué hacer para evitar por todos los medios contagiarnos y con ello contagiar a las personas a las que apoyamos y debemos nuestra labor diaria. Para ello, tratamos de ajustar horarios para reducir todo lo posible la movilidad de personas en el día, de aplicar todas las medidas de higiene y protección que estuvieran en nuestro alcance, y, sobre todo, sobre todo, tratar de llevar esta situación con calma, ánimo, positividad y la mayor responsabilidad posible en un momento donde no había información clara, no disponíamos de los medios adecuados para protegernos y nos encontrábamos ante la disparidad de conocer los daños tan graves que estaba provocando este virus y no disponer de los medios para proteger nuestras vidas.
A pesar de todo, este equipo ha estado a la altura de afrontar esta situación con la calidad humana que le caracteriza. Hemos puesto en práctica una gran cantidad de recursos profesionales y personales para que el día a día de los participantes fuera lo más favorable posible. Para sacar de esta experiencia un aprendizaje único, que ha puesto en valor una serie capacidades y aptitudes únicas en cada uno/a. Hemos seguido capacitando en las actividades de la vida cotidiana, en el autocuidado, en las responsabilidades del hogar. Hemos convertido nuestro contexto en un entorno laboral donde nuestros participantes seguían trabajando sus objetivos formativos y laborales de manera telemática con sus referentes correspondientes dentro de CECAP. También lo hemos convertido en una pista de baile, donde cada uno sacábamos nuestra parte más artística y divertida. Hemos creado nuestro gimnasio particular para seguir realizando deporte en casa. Hemos fomentado nuestra capacidad más creativa con las manualidades. Hemos aprendido nuevas recetas y nos hemos hecho unos grandes reposteros/as. Hemos aplaudido y bailado como nunca con los aplausos de las 20:00h. ¡Era el momento más esperado del día!
Por último, añadir que esta experiencia nos ha ayudado a conocernos mucho mejor, tanto nosotros como compañeros, como a las personas a las que nos debemos. Resulta contradictorio el pensar que, el confinamiento, haya contribuido a conocernos todos un poco más. Quizás no damos importancia a ciertos detalles cuando tienes todo a tu alcance. En nombre del equipo, puedo decir, que estamos muy orgullosos de los jóvenes a los que prestamos nuestros apoyos. Han sabido asumir las precauciones y medidas que nos recomendaban y han hecho todo más fácil. A pesar de que esto se ha ido alargando en el tiempo y cada vez se ha ido haciendo más difícil…
Está claro, que esta situación no ha sido fácil para nadie, pero soy una persona positiva y tengo la manía de quedarme con lo bueno de todo. Y me quedo con que juntos formamos una gran familia, con ellos, aquellos a los que llamamos vulnerables, pero si algo tengo claro, es que vulnerables somos TODOS/AS ante diferentes situaciones que se nos presentan en la vida. La vulnerabilidad nos afecta a todos de algún modo y el remedio esta en cuidar y cuidarnos sin distinciones. Me siento muy orgullosa, de formar parte de un proyecto, una entidad, o una herramienta organizacional como nos gusta llamar a CECAP, cuya prioridad más absoluta, es la persona a la que nos debemos. Desde que entre en este equipo, me inculcaron una cultura organizacional basada en el compromiso, la especialización y el talento, como ingredientes fundamentales en el éxito de mi trabajo. La vocación, la entrega, y el saber hacer, han sido esenciales para poder decir que hemos logrado el objetivo, en la difícil pelea diaria contra la COVID-19.
Ahora más que nunca, podemos gritar con fuerza nuestro lema… ”PERSONAS QUE APOYAN A PERSONAS”.